La tecnología humanista del talento

El talento en el mundo tecnológico es el bien más demandado por las organizaciones. Atraer, crear y retener a los mejores profesionales es un problema que todos queremos resolver, y es decisión de las empresas hasta dónde aplicamos la tecnología humanista para conseguirlo.

Felipe Pérez
Director del área de Personas de BABEL.

Pensador Rodas
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La tecnología humanista se define como una filosofía o corriente ideológica centrada en la doble moral que implica la ética y la innovación digital. Ya en 1958, en una conferencia del Instituto de Metales en Londres, Sir Eric Ashby comentó que los generadores del desarrollo técnico deben ser los responsables de resolver los problemas provocados por dichos avances.

Las redes sociales o la inteligencia artificial son uno de los principales focos en tecnologías humanistas. El uso de machine learning generando anuncios sobre casas de apuestas a personas con problemas de ludopatía sería un ejemplo.

Organizaciones como The Center of Humane Technology (CTH) o el Technological Humanism and Artificial Intelligence impulsan que haya un cambio tecnológico más humano, incluso existe el Manifiesto de Viena (mayo 2019) sobre humanismo digital, firmado por más de mil líderes de todo el mundo.

¿Cómo aplica el concepto tecnología humanista en el talento? Definamos talento como la especial capacidad intelectual o aptitudes de una persona para aprender o para desarrollar con facilidad una actividad. En el sector IT aplica desde dos perspectivas: tecnología humanista en la adquisición de talento y tecnología humanista en la creación de talento.

“Hay una escasez relevante de perfiles con capacidades tecnológicas, tenemos mucha más demanda que oferta”.

Cada vez requerimos de servicios más especializados técnicamente y con las softskills necesarias para los nuevos paradigmas de trabajo post pandemia. Según el informe The State Of European Tech, la demanda ha aumentado un 30%. Al mismo tiempo, las herramientas para la búsqueda de talento son más potentes, por ejemplo, inteligencia artificial, machine learning y/o algoritmos reputacionales.

Aplicando estos conceptos obtendríamos perfiles completos, e -incluso- deducir posibles comportamientos ante determinadas situaciones laborales, ¿sería ético utilizar la tecnología con estos fines? Al igual que podemos usar internet con objetivos que probablemente no serían aprobados por la mayoría de la sociedad. Tomar decisiones sobre situaciones nuevas basándose en un histórico es un riesgo que podría llevar a errores.

Es muy complicado predecir el comportamiento cuando la situación a gestionar nunca se ha producido. Al mismo tiempo, podemos aplicarla para aspectos positivos. Por ejemplo, optimizar el match entre una posición y un candidato, realizando una automatización de ciertos procesos aumentaría la probabilidad de éxito.

Generando mayor eficiencia para la organización y menor pérdida de tiempo para el profesional que se ha postulado.

Diríamos que podemos optimizar la adquisición de talento mediante la tecnología desde una perspectiva humanista, sin embargo, para obtener resultados necesitamos la existencia de dicho talento.

Una vez superada la pandemia, el volumen de negocio que requiere de la tecnología ha aumentado considerablemente, pero las acciones para la creación de talento no van al mismo ritmo. Según el Instituto Nacional de Estadística, más de un 25% de los alumnos abandonan las carreras técnicas el primer año.

Al mismo tiempo, no es indicativo para considerar que estos no se pasarán a un bootcamp que les convertirá en profesionales del sector IT.

¿Qué acciones se podrían tomar? En primer lugar, la educación tecnológica debe evolucionar a aspectos mucho más prácticos, motivantes y retadores para los alumnos. Desde las organizaciones debemos implicarnos, tal como dice el Manifiesto de Viena: “Las universidades son el lugar donde se producen nuevos conocimientos y se cultiva el pensamiento crítico”.

Ayudemos a vincular ese conocimiento a las necesidades reales de las organizaciones y, sobre todo, a crear profesionales con la aptitud y actitud tecnológica necesarias para el mundo laboral en el sector IT.

Por otro lado, la sociedad recibe el bombardeo de estudiar aquello que les motiva y les gusta, o de que en el mundo IT está la solución a la escasez de trabajo.

Al mismo tiempo, los alumnos que finalizan carreras de ingeniería siguen disminuyendo, el número de bootcamps ha crecido exponencialmente en los últimos años, en muchas ocasiones, con plataformas de formación totalmente digitalizadas, haciendo uso de la gamificación, inteligencia artificial, realidad virtual y/o aumentada para atraer y dar los mejores resultados.

Los bootcamps han encontrado una necesidad y están usando los medios tecnológicos necesarios para cubrirla. Las organizaciones hacemos uso de estos perfiles, más del 60% de los alumnos que los finalizan entran en el mundo laboral.

No hemos encontrado datos sobre cuántas personas abandonan los bootcamps, o dejan el mundo laboral del sector IT una vez lo conocen de primera mano. Aquí entramos, en las expectativas que reciben los alumnos de estas formaciones: salarios, tipo de trabajo, especialización en áreas con menor demanda, etc.

Es común aplicar el concepto de “Learning by Doing”, de base acertado, pero que al mismo tiempo muchas veces queda falto de contexto, desituaciones asociadas a proyectos reales que son muy complicados de enseñar en una formación online.

La tecnología humanista está presente en el talento, en su atracción y creación. La tecnología cada vez más nos permitirá aumentar las capacidades para resolver cualquier problema y conseguir objetivos. Es su uso el que determina si es una solución real, o un negocio por encima de la solución para generar aún mayores problemas en la sociedad. La diferencia está en ser conscientes y conocer el contexto en el que se ejecuta.

Desde mi punto de vista las nuevas tecnologías ayudarán a un recruiter a la hora de buscar el mejor profesional, permitiéndole dedicar más tiempo a tareas que aportan valor añadido y a hacer su trabajo más eficiente. Los bootcamps mejorarán, pero no resolverán el problema de la escasez de talento con las capacidades y especialización necesarias.

Al mismo tiempo, aplicados con la ética adecuada, pueden ayudar mucho a alinear los intereses de las organizaciones y la sociedad en la era digital que nos ha tocado vivir. Recordemos que la transformación la hacen las personas, no la tecnología.


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