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"La cultura se come la estrategia en el desayuno"
Eso aseguraba Peter F. Drucker, uno de los referentes de la gestión empresarial del siglo XX.

Pero, ¿qué ocurre si la cultura de tu compañía no es la adecuada para responder a los retos de negocio, a las necesidades de los nuevos clientes y a los retos de transformación digital en el siglo XXI? ¿Cómo la cambiamos? ¿Cómo la mejoramos? Pues pensando, definiendo, priorizando y actuando. Es decir, con una estrategia, o al menos con un plan.

¿Qué ámbitos debería contemplar la Estrategia Digital de una compañía?

Estrategia de negocio

Visualizar y diseñar el negocio (digital) con productos y servicios innovadores, incorporando enfoques más abiertos, y aplicando las tecnologías que ya existen (cloud, big data, inteligencia artificial, IoT, etc.).

Una adecuada estrategia de innovación corporativa y orientación data driven son elementos clave en la evolución del negocio. ¿Cómo nos vinculamos al ecosistema de startups? o ¿cómo generamos valor a través de los datos? Son preguntas que están en la agenda de los comités de dirección de las compañías.

Experiencia de cliente

Con los clientes y consumidores en el centro de tu estrategia.

Trabajando la comunicación y la marca, a través del customer journey y todos los puntos de contacto de la empresa con el cliente. Siempre con un enfoque integrado (marketing digital – eCommerce – CRM) que nos permita tener la deseada visión 360º del cliente. Y siempre con la mejor experiencia de usuario (UX – UI) en todos los activos digitales.
 

Experiencia de empleado

El empleado como protagonista del cambio.

Una estrategia digital corporativa debe necesariamente incluir iniciativas, acciones y planes orientados al empleado. Porque las personas son la clave en el éxito de los proyectos dentro de una organización. Ámbitos como la formación y el desarrollo de competencias digitales, la comunicación interna, o la implantación de nuevos entornos digitales de colaboración y trabajo en equipo (workplace), deben estar definidos y coordinados con las estrategias de negocio y cliente.
 

Organización ágil

Y con una organización ágil que permite que la estrategia pueda hacerse realidad, ya que hacer cosas nuevas implica en muchos casos hacerlas de otra manera.

El paradigma agile debe difundirse en la organización, pero siempre de una forma ordenada y planificada. La automatización de procesos (RDA, RPA) se extiende en las empresas y necesitamos planes de implantación con un análisis claro en términos de adopción teniendo en cuenta el coste y el beneficio. La gestión y gobierno del dato es otro de los aspectos clave a trabajar cuando hablamos de agilidad a nivel organizativo.

Parece claro que definir y diseñar estas estrategias, al menos con un nivel de detalle razonable, es algo esencial en un momento de disrupción tecnológica exponencial que nos exige agilidad en la toma de decisiones.

¿Podemos ayudarte? Escríbenos a [email protected].



 

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