El camino hacia las finanzas sostenibles

Hay realidades fuera de nuestro control que tienen un alto impacto en nuestras vidas y, por ende, en la sociedad. El cambio climático es una de esas consecuencias, que desde el prisma financiero llevamos tiempo tratando a través de la sostenibilidad.

David Ramos
Head of Digital Banking at Babel.

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Si hacemos un poco de historia, el origen de las inversiones éticas tiene lugar en los Estados Unidos, donde tras la guerra de Vietnam, los estudiantes exigieron -por primera vez- que universidades y compañías detuvieran su gasto militar.

A finales de los 90, la inversión sostenible era un hecho y el índice Dow Jones decidió lanzar el índice DJSI (Dow Jones Sustainability Index), que define el desarrollo sostenible como un planteamiento a largo plazo de creación de valor para accionistas, cubriendo las oportunidades y gestionando los riesgos del presente, que surjan desde el plano económico, social o medioambiental.

También la ONU puso en marcha los Principios para la Inversión Responsable y, en el ámbito europeo, el Pacto Verde establece el objetivo de convertir Europa en el primer continente neutral en el ámbito climático en 2050.

Pero realmente, ¿qué requiere una inversión para ser considerada responsable? Es probable que alguno de nosotros, hablando de finanzas sostenibles, hayamos oído el término greenwashing, acuñado por la industria hotelera al promover la reutilización de toallas como estrategia medioambiental, cuando en realidad era de optimización de costes.

Para que una inversión sea considerada sostenible debe cumplir con unos criterios ambientales, sociales y de gobernanza denominados ESG (Enviromental, Social and Governance), que abarcan, en primer lugar, el factor ambiental (enviromental), para tomar decisiones en función de cómo afectan las actividades de las empresas en el medio ambiente.

Después, el factor social (social), para tener en cuenta la repercusión que tienen en la comunidad las actividades desempeñadas por la compañía, por ejemplo, en términos de diversidad, derechos humanos o cuidados sanitarios.

Y, por último, el factor de gobierno (governance), que estudia el impacto que tienen los propios accionistas y la administración, y se basa en cuestiones como la estructura de los consejos de administración, los derechos de los accionistas o la transparencia.

"Las principales palancas de negocio que están activando los bancos son la financiación o green lending (préstamos verdes, hipotecas verdes, etc.) y su estrategia de inversión, destacando los bonos verdes y sociales que sirven para financiar proyectos medioambientalmente sostenibles."

No obstante, desde un punto de vista ético, visualizamos otras, donde destacamos la Inversión Socialmente Responsable (ISR), cuya finalidad es generar impacto social, medioambiental y retorno financiero. Aquí los bancos nórdicos encabezan el ránking y, por ejemplo, DNB ha sido pionero en cuanto a la economía azul con su DNB Fund Future Waves.

También, la banca ética, que desarrolla su actividad siguiendo los criterios de transparencia, democracia y sostenibilidad junto a los financieros de la banca clásica. En España un ejemplo de este tipo de banca es el de Triodos Bank, cuya visión es construir un mundo mejor para las personas y el planeta.

Por último, las microfinanzas, que servirán para facilitar servicios financieros a colectivos en situación de vulnerabilidad. Otro ejemplo que conocemos bien es el de la Fundación Microfinanzas BBVA que, además de luchar contra la pobreza en América Latina, tiene como propósito promover el desarrollo económico y social, sostenible e inclusivo con multitud de programas de emprendimiento e inclusión financiera.

En uno de sus informes (“Innovación financiera para una economía sostenible”, 2019 - Andrés Alonso y José Manuel Marqués), el Banco de España también analiza las innovaciones que están surgiendo en el camino hacia unas finanzas más sostenibles. Cuestiones como la aparición de nuevos proveedores y servicios, la creación de nuevos productos financieros o la adaptación de las políticas de gestión de riesgos son analizadas.

No obstante, lo que a nosotros más nos interesa es el análisis entre avances tecnológicos aplicados al cambio climático, destacando algunos en que ya venimos colaborando.

Es el caso de la aplicación del procesamiento del lenguaje natural (NLP) e inteligencia artificial para hacer un seguimiento de las métricas de sostenibilidad o medir la reputación medioambiental de las empresas, interpretando textos, artículos y memorias. Para ello, además, se aplica la gestión de datos masivos junto con técnicas de analítica avanzada.

Otro caso de uso interesante es la medición del riesgo físico por cambio climático, donde, gracias a técnicas de machine learning junto con el Open Data, conseguimos analizar el riesgo que tiene un activo inmobiliario de sufrir un evento climatológico extremo.

Aunque no lo menciona el informe, son muchos los proyectos de digitalización en banca que se han llevado a cabo para reducir la huella de carbono, algunos de ellos en el ámbito paperless, reduciendo los documentos físicos en un proceso bancario, por ejemplo, el on boarding digital o la hipoteca online, y algunos tan sencillos y complejos como el teletrabajo, que han sido impuestos por la covid-19.

Otro de los objetivos sociales que pretendemos conseguir gracias a la digitalización es el de desplegar la red de servicios financieros en la España despoblada, ya que, debido a los costes de operación, las oficinas han dejado de tener sentido, para dar paso a otros formatos de relación entre banco y cliente.

De cara al futuro no debemos perder de vista que los hábitos de consumo están cambiando con las nuevas generaciones y la inclusión adecuada de elementos ESG dentro de la estrategia de negocio, para mejorar la imagen y reputación, tan perjudicada tras la última crisis.

Ello supondrá una ventaja competitiva en cuanto a términos de vinculación con los milenials y, más si cabe, con la generación Z, ambas nativas digitales.

Tras el impacto de la Covid-19 ya hemos visto ejemplos de la banca respondiendo a retos globales que trascienden del día a día y, sin lugar a duda, en este nuevo paradigma, deben tener un papel clave, ya que las finanzas sostenibles han venido para quedarse.

Experiencia de cliente

En la Fundación Microfinanzas del BBVA utilizamos la tecnología para apoyar el progreso de los emprendedores de escasos recursos. Gracias al proyecto “Omnicanal Gestor Documental” hemos digitalizado los documentos de los procesos de negocio. La documentación se almacena en la nube, reduciendo la gestión administrativa, el consumo y almacenamiento de papel. Los emprendedores evitan desplazamientos a las sucursales al enviar y consultar su documentación desde cualquier lugar. Esto permite a los asesores de crédito de nuestras entidades trabajar con esa información virtualmente. Está implantado en 4 de las 5 entidades de la Fundación y, en breve, lo estará en todas.

Rosa Latorre
Innovación para el Crecimiento Inclusivo - Fundación Microfinanzas del BBVA


 


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